Descripción
De un modo desconcertante, el autor se presenta como un conocedor autorizado de los temas que maneja más que livianamente, en los que afirma poseer información de primera mano surgida de un contacto personal con los artífices y protagonistas de la historia del pensamiento filosófico-científico.
Por momentos, su relato se hace casi creíble, pero en su recorrido por los escenarios y personajes relevantes del saber universal, se expresa en una ofensiva y descarada muestra de cholulismo.
Casi todas las figuras serias de la epistemología y otros campos importantes del saber, han enviado su atendible protesta a nuestra editorial. Hacemos llegar a los mismos nuestras sinceras disculpas.
Esperamos que la justicia caiga sobre el autor aunque, conociendo sus características, no sería de extrañar que consiga escabullirse del condigno castigo.
Previendo posibles pedidos de captura, exponemos su fotografía, algo más identificable que el prontuario un poco viejo, como en la ocasión anterior.
Dijeron del libro y su autor:
Immanuel Kant: “Sí, recuerdo haber hablado alguna vez con este sujeto, pero elegiría un ejemplo más constructivo para ilustrar un imperativo categórico.”
- Freud: “Por alguna razón, debo haber reprimido todo lo que se refiere a su mera existencia.”
- Lacan: “Una vez más, la letra se inscribe en el discurso propio del lugar del imaginario fálico, donde la reinstalación simbólica se da a instancias del espejo astillado contra la cabeza de este bastard inconú.”
Anteojito: “Ezte señor NO debe ser muy inteligente, porque entiendo casi todo lo que dize.”
- Russell: “Recuerdo que las noticias de mi reciente fallecimiento fueron ampliamente exageradas. No puedo decir lo mismo del grado de impertinencia de esta obra. Pero es un amigo y me la banco.”
- Golombek: “Espero que esta sea la última vez que este tipo me engancha para que le prologue un libro. Después de todo, uno tiene un prestigio que defender, ¿no?”.
