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El escritor que noveliza la historia del peronismo desde la militancia

Por Roberto Famá para Arte y Sociedad (21/12/2020)

Gabriel Russo es un periodista y escritor de larga militancia peronista que se ha destacado en diversos medios como La Nación, Telam, Radio Continental, Radio Nacional, América, Splendid, entre otros y, como escritor, es dueño de una prolífica trayectoria que se inicia en 1999 con su libro «Menem lo dijo» luego le sucedieron más de 11 títulos.

Sus tres últimos libros, «La hija de Jauretche», «Los muertos que no se pueden decir» «Tania, una historia peronista» son tres novelas en las que Gabriel Russo nos sumerge en la original idea de novelar al peronismo desde la mirada de la militancia.

Sobre esta idea de novelizar al peronismo desde su militancia, hablamos con Gabriel Russo y esto es lo que nos dijo:

“Tania, una historia peronista” y “Los muertos que no se pueden decir” son dos novelas distintas que, si bien pueden leerse por separado,  conllevan una continuidad en sus historias. ¿Cuándo pusiste el punto final de “Los muertos que no se pueden decir” ya tenías idea de seguir con “Tania, una historia peronista», o más bien lo pensaste luego de editada la primera de ellas?

Terminé la novela de “Los muertos que no se pueden decir” y entendí que había un vericueto más para tener una continuidad a través de los personajes, no sabía bien que quería contar, pero si utilizar a los personajes.  De hecho, esos mismos personajes aparecerán también en un capítulo de mi próxima novela que saldrá en marzo que ya terminé de escribir y que se llama “Dinamitados”

“Dinamitados” que buen título.

Sí, porque sigo contando las tragedias del peronismo a través de personajes ficticios.

Has elegido en tu novelística contar la historia del peronismo, pero no desde la perspectiva de sus dirigentes y sí, desde su militancia, desde esa mirada tan particular de los que «todos unidos triunfaremos»

Siempre desde la militancia, porque ese es el espacio donde es poca la discusión, en la militancia es donde se visibilizan las convicciones y no pasa lo mismo desde la vida partidaria. Cuando ya se es dirigente se trabaja por los intereses del partido y alguna vez, algún dirigente trabaja por los intereses del pueblo, pero esos son contados. En cambio en la militancia, todo es idealismo, todo es utopía y todo es convicción, por eso arranco de ahí.

También hay espacio en tu novelística peronista, para una autocrítica tangencial, por ejemplo, cuando haces mención del incomprensible operativo retorno o el encuentro de Firmenich con Masera en París

Porque son tópicos que, si bien se saben, tienen poca difusión. Según quien te cuente la historia, la militancia fue guerrillera, subversiva y de otro lado te dirán que fueron héroes que lucharon por la patria; y no es puramente ni una cosa ni la otra, dentro de aquellos que militaban eran amigos pero hubo internas sobre todo después del 79 hubo traidores, uno de ellos fue Firmenich. Lo que te cuentan mis novelas es verídico, lo que es ficción en ellas es quién te lo cuenta, pero los hechos principales son verídicos.

Hay, sobre todo en “Los muertos que no se pueden decir” un desarrollo de diálogos, más intensos que monólogos interiores de los personajes, lo que es bastante inusual para una novela.

Sí, algunos me aplauden y otros me critican por esa elección. Sí, en “Los muertos que no se pueden decir” hay mucho diálogo, menos en “Tania, una historia peronista” y menos aún vas a encontrar en “Dinamitados” pero sigue habiendo diálogo. Hay un objetivo en todo esto que yo me planteo cuando me pongo a escribir y es que, como entiendo que en la sociedad actual hay muy poca lectura, voy preparando la escritura pensando en otro formato que puede ser el vídeo.

Otro aspecto particular de tu novelística, es que destaca muchos hechos reales que marcan un contexto de época, que para muchas personas son desconocidos, como por ejemplo el robo de la capa a la Reina de España, que nos abochornó mundialmente.

Sí, en mi otra novela “La Hija de Jauretche” utilizo mucho el recurso de reproducir el informativo de las radios, que coloca así en la historia, algunos hechos que son reales pero muy pocos conocidos, como que la hija de Rockefeller vivió en una favela en Brasil, e incluso, el final de “La Hija de Jauretche” es un hecho real, que hasta muchos admiradores de Jauretche desconocen.

En “Los muertos que no se pueden decir” salís al rescate de la historia más íntima del secuestro y muerte de Felipe Vallese  y has incorporado como personaje al hijo real de Vallese con quién entiendo guardas una amistad.

Sí. En principio iba a ser la historia de Felipe Vallese ya que sobre él hay un sólo libro que trata el tema, pero es desde un análisis histórico y me preguntaba que convenía agregar. Yo ya era amigo personal del hijo de Vallese y alguien me recordó una frase, que es la que da título al libro y, desde esa frase, fue naciendo la historia y algo se fue cruzando con el recurso del género fantástico, así fue apareciendo la propia voz de Felipe Vallese, relatando de alguna manera los hechos; desde la ficción va contando lo que pasó y todo lo que cuenta fue real, es cierto.

Bien decís vos que novelizas el peronismo, por ese romanticismo o mística propia del peronismo, que no encontramos en otras vertientes ideológicas. ¿De dónde nace en el peronismo ese romanticismo?

La primera figura romántica fue Eva Perón y el primer hecho romántico es el 17 de octubre, del que nace el peronismo. Hoy la figura romántica es Néstor y Cristina. Y si pregunto cuáles son los mitos, las figuras románticas de otros partidos nadie sabe bien qué responderme. Cuando alguien dijo que el peronismo es un sentimiento, es por esa cercanía a Evita, a Perón, a esa máquina de coser, a ese juguete, a esa pelota de fútbol que tuvo un pibe alguna vez. Son cosas que van más allá de un modelo económico intervencionista o liberal. Uno entra al peronismo por  el sentimiento. Después va uno viendo todas las miserias que hay,  como en todo partido político, porque son miserias inherentes al ser humano, pero tipos que se jugaron por algo más que una causa, le da ese romanticismo a la historia del peronismo. Los tipos del comunismo, por ejemplo, son todas figuras duras, nada románticas.

Bueno, quizás la figura del Che guarda ese romanticismo. Y en “Tania, una historia peronista” aparece bastante la figura del Che y de aquella Cuba de los años 60

El Che Guevara era un peronista encubierto. En principio era antiperonista, pero después se fue acercando, e incluso se buscaba un encuentro entre el Che y Perón, que lo estaba cursando un militar peruano, pero que finalmente no se pudo realizar, algo absolutamente cierto que me lo contó el hermano del Che. Lo mismo que Walsh; era un antiperonista confeso hasta que empezó a conocer y lo mismo el Padre Mujica; todos antiperonistas que luego se dieron cuenta.

No quisiera cerrar la entrevista sin pedirte que me anticipes algo más sobre tu próxima novela “Dinamitados” que espero leer en marzo.

Bueno, “Dinamitados” cuenta el asesinato de Kosteki y Santillán del 2002, la matanza de Pasco, los fusilados de la cancha de Racing y otras historias más que poco se conocen, hablo de asesinatos de la Triple A o de los milicos;  hechos reales que son atravesados por hechos policiales como lavado de dinero o narcotráfico y aparecen allí algunos de los personajes que estuvieron en “Los muertos que no se pueden decir”    

Me despido de Gabriel Russo y espero en marzo leer también “Dinamitados” que se sumará a esta original idea de novelar al peronismo desde la mirada de la militancia.

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